domingo, 7 de junio de 2020

EL TRATADO QUE REPARTIÓ ENTRE DOS UN MUNDO EN EXPANSIÓN

Tordesillas, 7 de junio de 1494.

«El día 7 de junio de 1494, en la villa de Tordesillas, Castilla y Portugal firman un tratado que dividía el océano Atlántico por medio de una raya trazada de polo a polo, 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde, quedando el hemisferio oriental para la Corona de Portugal y el hemisferio occidental para la Corona de Castilla».
«Las coronas portuguesa y castellana marcaron en muchos aspectos el inicio de la modernidad. También en la diplomacia. Ambas se habían enfrentado en la guerra sucesoria castellana que se dirimió entre Isabel la Católica y Juana la Beltraneja. Una guerra que involucró a Portugal, partidario de Juana y Aragón de parte de Isabel, cuyo matrimonio con el príncipe de Aragón Fernando consumaría una unión de territorios excesiva a juicio portugués. Isabel y Fernando, los Reyes Católicos, se beneficiaron del Tratado de Alcaçovas en 1479, castellano-portugués, se lanzaron al proyecto final de la larga reconquista en Granada y de paso el apoyo explícito de Isabel hizo posible que Cristobal Colón, queriendo llegar a las tierras de las especias navegando al oeste, descubriera un nuevo continente.

La rivalidad comercial y política por el control de las rutas marítimas entre Portugal y Castilla se rehízo con aquel descubrimiento, ya que la navegación portuguesa bordeando África hacia la India era una hazaña segura. Recordemos que la ruta terrestre de las especias orientales estaba controlada por el poderío otomano.
Cuando Juan II de Portugal conoció de primera mano que Colón se había encontrado con tierras en su navegación hacia el oeste, aún sin saber la magnitud de lo que sería llamado luego América, reclamó un acuerdo que impidiera los ahora castellano-aragoneses invadir sus intereses.

Después de tres bulas del Papa Alejandro VI (un Borgia) que pretendieron poner parches al tema, se decidió estudiar el asunto en un tratado bilateral. La villa de Tordesillas fue la elegida. 
La redacción introdujo los criterios y los límites en el control de rutas, colonización y apropiación de lo descubierto entre las dos coronas. De paso se reforzaban contra las pretensiones de otros reinos europeos que ya veían en aquella ampliación del mundo nuevas perspectivas.

Los Tratados de Tordesillas marcaron también el control de las tierras de África entre las coronas y, a posteriori, fueron determinantes en la globalización. Recordemos que la circunnavegación de Magallanes- Elcano en 1520 (portugués y español)  bajo auspicio de Carlos V hubo de sortear las posesiones portuguesas acordadas en Tordesillas.

Además de la transcendencia en su tiempo y después los Tratados fueron un ejemplo de modernidad jurídica en su redacción. Los reyes estuvieron representados por ministros plenipotenciarios, tres por cada reino, asistidos por un notario por cada reino.  Los reyes rubricarían lo tratado en Tordesillas, 50 días después para el tratado africano y 100 días después para el oceánico.  En Setúbal firmó Juan II, en Arévalo los Reyes Católicos.
«Aquello acabó motivando - una vez que América, ya continente, recibiera el nombre del oportunista navegante -  que Brasil fuera para Portugal y el resto para la monarquía hispánica, que extendería su poder hasta Filipinas, convirtiendo el mar del Sur, océano Pacífico en un lago castellano surcado por el Galeón de Manila durante siglos.
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