martes, 1 de julio de 2014

Recorrer mi Valle. EL PUENTE DE LANGREO. SÍMBOLO DE LA CIUDAD.

El PUENTE ATIRANTADO SOBRE EL RÍO NALÓN ENTRE SAMA Y LA FELGUERA, 25 AÑOS DE HISTORIA.

Entre 1989 y 1990 la fisonomía de la ciudad de Langreo cambió radicalmente.

En los años 80 del ya pasado siglo XX, como parte del nuevo trazado de la autovía de San Miguel de la Barreda a Riaño y aguas arriba, destinada a canalizar el tráfico de esta parte del Valle y a liberar a los núcleos residenciales del paso incesante de vehículos por el centro de lo que era ya la “ciudad lineal del Valle del Nalón”, desde Langreo a Laviana, se proyectó en el tramo difícil de Sama un gran puente que sobrevolara río, puentes y carreteras. Se convocó UN CONCURSO DE IDEAS y en exposición pública pudieron verse las propuestas de empresas y grupos de estudio de ingenieros. Las maquetas llamaron la atención del vecindario que entró en un debate de opiniones sobre cuál de las “ideas” resultaba más atractiva. Finalmente LA PROPUESTA GANADORA FUE LA DEL PRESTIGIOSO INGENIERO JAVIER MANTEROLA con el apoyo de equipo del estudio Fernández Casado al que pertenecía; un profesional que acumularía el Premio Nacional de Ingeniería en dos ocasiones. Hoy Manterola tiene en su haber obras similares en La Paz (Bolivia), el de Barrios de Luna o el Puente de Andalucía sobre el Guadalquivir en Córdoba.

Con esta obra se consiguió salvar una gran sucesión de obstáculos: la línea férrea, el nudo de carreteras a la entrada de Sama de Langreo, las pobladas calles o el río Nalón. Fue construido por Fomento de Construcciones y Contratas en 1990, aunque en 1989 era ya un hecho. Es un puente atirantado de pila única, en forma de V invertida, de 57 metros  de altura,  de 630 metros de longitud y 14 de anchura, con 32 tirantes divididos en dos grupos. En diciembre del 2006 se inauguró la iluminación de esta obra que es ALGO MÁS QUE UN PUENTE.

Porque un “puente” es más que una obra de ingeniería. Ya en su etimología integra una gran riqueza. Procede la palabra a medias de la “pontos” (mar) de origen griego y del latín “pons” (puente), o estructura que sirve para salvar obstáculos. Aunque se emplea más en masculino, también se es femenino, como nuestra “La ponte de Oturiellos”, en modo arcaico. Es una palabra además de la que proceden múltiples: un pontón, o viga de madera para hacer un hórreo, puentecilla, puentezuela, pontana, pontazgo, o impuesto por un paso difícil para mantenerlo; incluso pontifex o pontífice, el interlocutor entre los hombres y los dioses. “Tender puentes de relación” es una acepción diplomática muy extendida. El caso es que todos los significados de puente son positivos. En su origen más remoto, el primer puente sería el árbol caído que permitió atravesar un arroyo o río. Y desde ahí la técnica, la ingeniería, o sea el ingenio humano, lo desarrollo todo. Los puentes romanos, en pie aún nos admiran. Y los nuevos ¿cómo no?

El concejo de Langreo veía históricamente quebrada su comunicación por el corte que suponía el río que da nombre al Valle de Asturias por excelencia. Y allá, por el XIX, entre La Felguera indutrial y Sama la burocrática, la evidente barrera fluvial, que endurecía las relaciones sociales, se vio derribada con la construcción del conocido como “puente nuevo” que enlazaba directamente Sama con la estación del ferrocarril de Langreo hacia el Barrio del Puente (de ahí su nombre) y a La Felguera. Está obra, que muchos datan en 1865, demostró con un documentado  estudio Antonio Ramón Felgueroso que no se terminó al menos hasta la década de los 80 de la decimonónica centuria, haciendo un gran servicio a la población.  Mas tarde, la necesidad de acceder a instalaciones minero-fabriles hizo que se trazaran otros puentes, como el puente de los ingleses y el de la maquinilla, en la última década del XIX.

El “puente nuevo” dio servicio a Langreo hasta los años 60 del pasado siglo XX, cuando se terminó EL MÁS MODERNO Y “NUEVO PUENTE NUEVO”, que enlazaba otra vez Sama y La Felguera entre el entonces nuevo cuartel de la Guardia Civil (hoy en ruina) y el matadero municipal (hoy Pinacoteca Eduardo Úrculo), en lo que hoy es Nuevo Langreo. TODOS ESOS NUEVOS SE VIERON SUPERADOS CON EL MODERNÍSIMO PUENTE ENTRE LOS PUENTES. Y es que sobre todos ellos pasa ahora, desde hace casi 25 años el majestuoso y atirantado puente de Langreo.

Los dos puentes nuevos, ahora viejos, y la fusión de los equipos de futbol (el Racing de Sama y el Círculo de La Felguera) en 1961 en el ahora recién ascendido a segunda Unión Popular de Langreo, fueron claves en la cohesión territorial de la ciudad de Langreo. Ahora EL PUENTE ATIRANTADO puede considerarse articulador de algo más que de dos núcleos; en todo caso ES YA IMAGEN DE LANGREO y un PUENTE DE RELACIÓN.

Fotos: Francisco Lauriño. El blog de la luna que nos mira.
Para saber más:
Javier  Manterola Armisen, “Pensamiento y obra”. Fundación Esteyco, 2004.
Antonio Ramón Felgueroso Durán, El puente nuevo de Sama, Incuna, 2002, p. 3
Mario Yáñez Aller, “La recuperación de baldíos industriales: el caso del Nitrógeno”, trabajo fin de máster en Ingeniería, 2012.

domingo, 18 de mayo de 2014

MANUEL FERNÁNDEZ ÁLVAREZ, (1921-2010)

PASIÓN  POR LA HISTORIA. Se llamaba don Manuel Fernández Álvarez y en los 7 años que le conocí sentí por él más que admiración. 

Pasear de su brazo fue aprender a ver la ciudad –todas las ciudades, todos los pueblos, todos los lugares -  de otra manera; como escenarios siempre de grandes Historia hechas por hombres de carne y hueso tuvieran o no nombres reconocibles. Cuando La Nueva España le declaró «Asturiano del mes», considerándonos familia, nos invitó a acompañarlo. Presentó un tomo de las (mis) «Actas Históricas de la Junta General»  en el 2005 y desde entonces la amistad perduró hasta el final, porque era fácil. Nos abrió su casa salmantina (a Jorge y a mi) y viajamos con el siempre aprendiendo. Tenía detalles entrañables de hombre de cerca: si le llamabas por teléfono desde Innsbruck, por ejemplo (desde cualquier sitio que a él le sugiriera alguna de sus miles de historias), tras un sonoro "buenos días bonita" te regalaba con una guía entusiasta: dónde ir, qué ver, qué leer; un pin de la Sociedad Asturiana de Filosofía que le regalamos lució siempre prendido en la chaqueta en la que se lo pusimos (la de la foto).

Contaba divertido que su nombre tan normal le valió cierto anonimato; tanto que cuando en 1985 le concedieron el Premio Nacional de Historia por su libro sobre «El siglo de Oro español» tuvo que decirle a su familia que era él el premiado. Recibió múltiples honores y condecoraciones. Siempre creí injusto que no le dieran el Príncipe de Asturias. Pero sus grandes éxitos editoriales le valieron envidias de muchos de sus colegas, aunque el público, ajeno al academicismo aburrido, le adoraba. Su «Felipe II» fue el libro de no ficción más leído en 1998. Sus «queridos lectores» se identificaron con los personajes que biografiaba porque de su pluma salían convertidos en seres de carne y hueso con amores y desamores, debilidades y grandezas, mezquinos y héroes, como somos todos; así  fueron sus Carlos V, Juana La Loca, el Duque de Alba, La Princesa de Éboli, Isabel La Católica, Fray Luis de León, Cervantes, Cristóbal Colón o Jovellanos el Patriota, etc. Habló de la tristeza que era ser mujer en la sociedad del renacimiento con un título atrevido: «Casadas, rameras, monjas y brujas…», descubrió «Las Luces y las Sombras de la España imperial», contó su autobiografía de joven en el Oviedo de la Guerra Civil, hizo hasta novela histórica. Fue tal su destreza en trasmisor de Historia que la editorial España-Calpe creo una sección llamada «Biblioteca Manuel Fernández Álvarez».


Nadie como él supo transmitir lo que representaba la Historia, la Historia basada en la investigación seria, contada con la claridad y amenidad que solo un buen narrador puede derrochar. Don Manuel Fernández Álvarez  había nacido en 1921 en Madrid, aunque pasó infancia y juventud entre Gamones (un pueblo de Cangas de Narcea) y Oviedo.  Hoy, 19 de abril, hace cuatro años que falleció. Cuando murió no era viejo, era todo un señor capaz de hacerte sonreir y sentir bien. Había sido catedrático de Historia Moderna en la Universidad de Salamanca desde 1965. Del emperador Carlos V y su tiempo lo sabía todo; escribió un «Corpus documental» imponente, lo que le valió el apodo de «Manolito Carlos V». Sin embargo fue tan grande como profesor que aún poco antes de morir se atrevió con sus alumnos de antes e hijos de sus alumnos a interpretar una obra de teatro.  In memoriam..

JOSEPH PÉREZ, 1931

Joseph Pérez, recuerdos de UN PRÍNCIPE DE LA HISTORIA en el Parlamento Asturiano

Un jueves 23 de mayo de 2002 presentaba el historiador Joseph Pérez en el Salón Europa de la Junta General del Principado de Asturias el volumen III de la Colección Actas Históricas de la Junta General, que recogía las actas, documentos y resúmenes de las reuniones de las Juntas y Diputaciones celebradas entre 1657 y 1671.


Cuando le invitamos éramos conscientes de que sus estudios principales se centraban en otros momentos históricos del siglo XVI sobre todo como las comunidades de Castilla (su tesis), la España de los Reyes Católicos, Carlos V y Felipe II, las Inquisición o los descubrimientos y la emancipación hispanoamericana. Pero también sabíamos por sus libros y artículos que era uno de los mejores conocedores de la monarquía hispánica  y de su crisis final, de los austrias a los borbones.

Las Actas Históricas del Principado de Asturias, colección en la que seguimos trabajando, son documentos de ámbito regional pero que, lógicamente, contienen resonancias grandes de los avatares nacionales por las relaciones entre la Junta General y la monarquía en los asuntos más diversos. Y Joseph Pérez, haciendo gala de su rigor, revisó aquel grueso volumen y aportó y dio una conferencia de historia que cumplió con creces nuestro propósito: enmarcar el periodo en el que aquellos viejos documentos, transcritos y editados,  se habían producido «los últimos años del reinado de Felipe IV –que muere en 1665– y la minoría de edad de su hijo y sucesor, Carlos II, correspondientes a la regencia de la reina madre Mariana de Austria». Habló de aquella Monarquía Hispánica que gobernaba reinos y territorios diversos en la Península, Europa y América, con apéndices aún más lejanos; de las fuerzas centrífugas y del agotamiento producido por los frentes que cuestionaban la hegemonía planetaria. El, que es francés de los Pirineos, la frontera, y de ascendencia española, analizó con detalle los primeros años del último monarca que daría paso a los Borbones. La entonces presidenta de la Junta General, María Jesús Álvarez González y la catedrática de Ciencias y Técnicas Historiográficas Josefa Sanz Fuentes, que le acompañaron, como ponentes en aquel acto, alabaron su ameno rigor.

Cuando le conocimos, un día antes de la conferencia, estaba con su esposa y nos contó la pasión de hispanista convencido que siempre le embargara. Sus triunfos académicos en la Universidad de Burdeos siguieron ligándole a la historia española, que Burdeos –dijo- sentía muy cercana. En el Museo de Bellas Artes contaba cómo Goya, que había residido en Burdeos dos siglos atrás dejó huella, y cómo también el pintor del surrealismo asturiano Luis Fernández López está enterrado por propio deseo cerca de Burdeos, donde había hallado refugio y mecenas. En la catedral de Oviedo recordaba los lazos medievales que el camino de Santiago tejiera entre Francia y España y Oviedo, palpable aún en el callejero local, como la calle Gascona;, nuestro asturiano «Bulevar de la sidra» que, por cierto tomó con gusto. Aún en el taller de restauración del Monasterio de San Pelayo encontró a una monja francesa de origen español como él. Su paso por la dirección de la Casa Velázquez de Madrid, desde 1989 hasta 1996, dijo haberle servido para desprenderse de la distancia que se achaca al hispanista externo.

Como historiador ya había sido requerido en Asturias 1999 para participar en los encuentros de Filosofía de la Fundación Gustavo Bueno junto con Ricardo García Cárcel y Enrique Moradiellos a propósito del «Problema de la Historia de España». Y, aún después de nuestra invitación, volvería a ser reclamado por Tribuna Ciudadana en conferencia en el Club de Prensa de La Nueva España.

Siempre actualizando sus estudios y conocimientos, inquieto y sin rehuir ningún «compromiso intelectual histórico», se ha sumado a la tendencia más reciente por desmitificar algunos tópicos en su libro «Mitos y tópicos en la historia de España y América» (2006) y elaborado, con su gran base de conocimiento, estudios especiales para hechos puntuales como «Teresa de Ávila y la España de su tiempo» ahora de moda por celebrarse el año teresiano que culminará el próximo 2015.

Ahora volverá, reconocida su valía en la investigación histórica, para recoger un premio grande. Nosotros, desde la web de la Junta General, hace tiempo tenemos el librito que recoge su intervención...Sabias palabras de un poco de historia de un gran historiador.

Josefina Velasco Rozado
Bibliotecaria – Archivera de la Junta General
Responsable de la edición de la Colección Actas Históricas.



viernes, 16 de mayo de 2014

JOSÉ ÁLVAREZ JUNCO, 1941

Encuentros con la Historia
«Mito e Historia» es el título de la conferencia que guiada por el profesor José Álvarez Junco propone la Asociación Cauce del Nalón  para este viernes día 16 mayo en la Casa de La Buelga de Ciaño.


Mitificar acontecimientos, personajes, lugares ha sido una constante en todas las sociedades para reforzar identidades. Pero desde hace poco más de una década la Historia devino con más ahínco que nunca en una herramienta al servicio de intereses políticos de distinto signo. Los nacionalismos periféricos, que habían ido tejiendo sus historias, acentuaron su acción. Mientras "el nacionalismo español que fue tan virulento en otras épocas, se hallaba en estado de hibernación por su asociación con el régimen de Franco, la bandera española solo se mostraba orgullosa asociada a triunfos deportivos".

En esta controversia historiográfica del uso y abuso de la historia y la mitificación de los hechos «históricos» el profesor José Álvarez Junco tiene mucho que decir porque se adelantó a ver consecuencias. En el año 2001 publicó un estudio admirable Mater Dolorosa. La idea de España en el siglo XIX, que le valió el Premio Nacional de Ensayo 2002. Aunque nacido en Viella, Lérida, paso su juventud en Villapando, Zamora, y estudió Ciencias Políticas con el gran José Antonio Maravall, que le dirigió la tesis doctoral. Fue  Catedrático de Historia del Pensamiento y los Movimientos Políticos y Sociales en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid. Ejerció también en Boston y en Harvard, lo que sin duda le permitió poner distancia respecto al hervidero más ideológico que histórico que empezaba a suscitarse en España. En el año 2004 aceptó del gobierno socialista la dirección del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, cargo que desempeñó hasta mayo del 2008. Ahora, libre de cargas laborales, ejerce de lo que es: Historiador.

Su decena de libros y muchos más artículos escritos demuestran su conocimiento en el anarquismo español y de los movimientos obreros de fines del XIX y principios del XX, así como de los entresijos del periodismo político o de las corruptelas lerrouxistas de la Segunda República.

Desde el 2002 no quiso sustraerse al debate encendido sobre la idea de nación y los hitos y mitos utilizados por los contendientes en una especie de carrera por aplaudir o destruir la Nación Española,  o por buscar las esencias patrias en héroes, villanos, agravios y batallas amplificadas. Álvarez Junco se atrevió en su Mater Dolorosa a realizar un recorrido por ciertos conceptos cuyo solo nombre levanta ampollas: «de Hispania a España», «Monarquía o Nación», «La invención de la guerra de la Independencia», la religión y el poder, las dos Españas o el desastre de fines del siglo XIX, siglo al que circunscribe su obra. Su posición no esencialista no contentó a todos.

El inicio del nuevo siglo XXI pone en la picota la seriedad histórica con una serie de escritos amplificados que desencadenan polvareda. Muchos de ellos llevan en el título la palabra «mito». En el año 2003 aparece Los mitos de la Guerra Civil, de Pío Moa, un escritor, antiguo militante extremista «de izquierdas», que, reconvertido en historiador, efectúa un revisionismo de la aún dolorosa Guerra Civil favorable a vencedores, de escasa calidad histórica y muy contestado. Desde entonces se han pretendido analizar los mitos de casi todos los acontecimientos importantes de la contemporaneidad española. Mas de una veintena de títulos tiene esa palabra en el título y muchos otros la usan en el interior.

Como si los demonios de la memoria histórica encerrados en la caja de Pandora de la transición se hubieran liberado, a cada acontecimiento político de la última década le sigue una revisión interesada de la historia, con minúsculas, que amplifica o denigra hechos y crea o destruye héroes. En definitiva mitifica y pervierte la Historia. El bicentenario de la Guerra de la Independencia, la ley de la memoria histórica, la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto catalán, el tricentenario de la invasión borbónica de Barcelona en 1714 son algunos de los hechos que han inspirado «choques de historias».

Tal vez a todos nos conviene reflexionar sobre nuestros mitos fundacionales. Bien están nuestros Pelayos, Covadongas, Reconquistas, mayos de 1808, Riegos, o el más reciente Octubre de 1934, pero en su justa medida. "La historia - en palabras de Fernández Galiano - puede ser vitamina o vacuna: vitamina cuando se construye un pasado mítico para exaltar la excelencia singular de un pueblo, vacuna cuando se examina la endeble consistencia de esas narraciones" mitificadas.

Nadie mejor que José Álvarez Junco para guiarnos por ese laberinto historiográfico inserto en la realidad sociopolítica de hoy. Sobre todo ahora que acaba de publicar un magnífico ensayo en una Historia de España colectiva dirigida por un catalán, Josep Fontana y un gallego, Ramón Villares.

Y además tendremos la oportunidad de reclamar una vez más – y las que hagan falta – que La Casa de la Buelga, un espacio de estudio, intercambio de ideas y conocimiento vuelva a ser lo que no debió dejar de ser: el Aula Universitaria del Valle del Nalón.

Josefina Velasco Rozado. Cauce del Nalón.

jueves, 15 de mayo de 2014

Al lado de Madrid: VALLECAS, un lugar de "cine"

Era un martes a mediodía y el sol caía con justicia para una norteña de visita en Madrid. Con el aire acondicionado de las moderna, luminosa y "transparente" Asamblea de Madrid, el calor exterior no se notaba. Pero al salir a la calle, el sol de fines de abril se parecía mucho al de agosto en mi tierra.

Instalar la acristalada y hermosa arquitectura de la Asamblea de Madrid en el periférico, aún marginal y obrero barrio de Vallecas fue un logro "social"; dignificó el lugar, aunque fuera incómodo para trabajadores y políticos. Cuando se inauguró el edificio en la plaza que lleva su nombre, en 1998, aún cerca había lugares muy marginales, de una pobreza social terrible, como La Celsa, el mayor mercado de la droga hasta inicios del siglo XXI.

Ahora el entorno del moderno y excesivo edificio de La Asamblea sigue siendo obrero, con muchos inmigrantes, pero guapo. Tal vez sea lo colorido del multiculturalismo o tal vez que alrededor hay  calles no muy bien asfaltadas, puede; no demasiado limpias, también cierto. Pero tienen nombres preciosos: Candilejas, La Cenicienta, La Diligencia, Pablo Neruda, de la Imagen, Hermanos Trueba, Payaso Fofó...¿Buscar en la ficción lo que falta en la realidad? o ¿desear que la realidad tenga la magia de la ficción?. No se yo...

El caso es que, aquella tarde, más que correr a la estación para coger el cercanías, me apeteció callejear un poquito. Y entre barriadas, algunos arbolitos, pocas zonas bonitas, una se cruzaba con gente que iba o venía del trabajo y el estudio, junto a otros paseantes tranquilos. Y de vez en cuando descubría nombres que dulcificaban el espacio aquel: Picos de Europa, La Albufera, Mariana Pineda, Tineo, Arroyo del Olivar, La Reina de África, Mogambo, Cleopatra, La Violetera...

A mi me gustaría poner en el reverso de uno de esos sobres que contienen cartas amables dirigidas al amigo lejano, de esos que casi ya no se usan, relegados por mails, skipes y guasaps, el nombre de una de esas calles de película, de canción, de poeta, de heroína o de payaso. No me resisto a fotografiar un par de placas cuando emprendo el camino de la estación.

Los trenes de cercanías que vienen desde Alcalá de Henares van casi siempre llenos, pero puede que un martes a las cuatro de la tarde lo estén menos. Cada pocos minutos llega un tren grande, de dos pisos. Veo en el plano que me facilitaron como información que subo entre Santa Engracia y el Pozo en un tren que finaliza en Atocha y la sonrisa que me habían dibujadode las placas con nombres bonitos se me borra un poco. Hace ya diez años, pero los atentados de 2004 no se borran. 

Observo el tren y la gente que sube y baja; los que leen un libro; los que dormitan; los  que escuchan música con la cabeza apoyada en la ventanilla. Predominan vaqueros, camisetas, ropa de currantes y estudiantes. Hombres y mujeres que aprovechan el tiempo perdido del trayecto en el cercanías para hacer algo que no pueden hacer en otro momento. Nada justifica la crueldad de provocar dolor en quienes ninguna culpa tienen de las frustraciones de los depravados. El Pozo, la estación de parte de aquella desgraciada mañana del 11 M, me recuerda la historia de aquel barrio tan popular cuando el jesuita Padre Llanos se hizo famoso intentando cambiar la cara oscura de gentes pobres, acuciadas por alcoholismo, droga y delincuencia. Ahora es otra cosa. El Pozo, uno de los distritos de Vallecas, ya   es también Madrid. No hay solución de continuidad. Desde que en los años cincuenta del pasado XX Vallecas quedara unido a la Villa y Corte todo cambió muy rápido

Cuando llego a la hermosa e histórica estación de Atocha, tan bullicioso puerto de desembarco ferroviario en el centro de Madrid, me sumerjo en el ritmo multitudinario de este Madrid de los Museos, de los Borbones y los Austrias, de los ministerios y las letras, del turisteo un poco distante del menos bonito y, me parece a mi, más vital Vallecas...


sábado, 26 de abril de 2014

Las BIBLIOTECAS de la mancomunidad VALLE DEL NALÓN

Recorrer mi Valle. BIBLIOTECAS. 
23  de abril del 2014. DÍA DEL LIBRO. 
BIBLIOTECAS. EL REFUGIO DE LOS LIBROS, EL HOGAR DE LOS LECTORES, EL ESCONDITE DE LOS «LOCOS QUIJOTES», EL SALÓN DE CASA.

Aunque sea mera deformación profesional, parece un «pecado cívico» dejar pasar el día del libro sin un homenaje a nuestras Bibliotecas.  Contamos doce  estables las que hay en este Valle del Nalón que forma la Mancomunidad. Al final las nombramos (si falta alguna se ruega añadirla, no se vaya a sentirse postergada). Algunas instaladas en viejos edificios rehabilitados, otras en otros levantados para la ocasión. A menudo con carencias de personal y recursos, que compensan lo primero con el entusiasmo y la dedicación de los responsables; lo segundo cuidando al máximo las cosas y escarbando para ver de dónde se puede sacar algo más.

Algunas tienen nombres propios hermosos como el poeta de poetas «Federico García Lorca»; el culto rector asturiano «Fermín Canella» o el poeta langreano Alberto Vega (1956-2006); todas tienen el más amable de los calificativos: son «Públicas», abiertas a todos. Uno tiene que sentirse en la Biblioteca como en su casa, y no abandonarla; visitarla con frecuencia, ver nuevas obras y releer las viejas. La Biblioteca como punto de encuentro, de reflexión, de estudio contra el soliloquio del rincón con el ordenador. Las redes sociales están bien. Los contactos personales son insustituibles.

Por seleccionar dos de nuestras Bibliotecas,  una de abajo y otra de arriba de valle del Nalón, nuestro particular Nilo, elegimos la Biblioteca Pública Escuelas Dorado en el langreano distrito de Sama y la Biblioteca Pública Fermín Canella en la localidad de Rioseco de Sobrescobio, siendo conscientes de que todas tienen su pequeña-gran historia.

LA BIBLIOTECA PÚBLICA ESCUELAS DORADO fue un centro pionero inaugurado en 1986, un tiempo en el que se apostaba por dotar a todas las villas asturianas de un buen y bien dotado centro de lectura. A este empeño no fue ajeno –y se le debe reconocer – el empeño del consejero Manuel Fernández de la Cera. Como yo fui parte de aquella realidad de las Escuelas Dorado (y Conchita, que sigue al pie de tan hermoso cañón, y Pilar que se fue tan joven) recuerdo que el presidente Pedro de Silva definió aquel lugar como «el buque insignia de la cultura del Valle del Nalón». Nació como Biblioteca, casa de cultura con salas polivalentes, de exposiciones y salón de actos, en la calle central de la villa, la calle homenaje al alcalde urbanizador del Langreo de fines del siglo XIX.
El edificio de las Escuelas Dorado es una construcción histórica de escuelas públicas, centro de instrucción para niños y niñas, juntos pero no revueltos, con puertas y clases distintas, como imponía el decoro de los tiempos. Fue inaugurada en el lejano 1905 y debe el proyecto a uno de los mejores arquitectos asturianos de principios del pasado siglo, Juan Miguel de la Guardia, el autor de obras tan significativas como la Villa Magdalena o la Casa del Deán Payarinos (hoy Conservatorio) en Oviedo. Langreo era en aquel entonces un concejo importante y como tal tuvo arquitectos importantes.
Sobre aquel edificio se hizo una rehabilitación digna diseñada por Alejandro Alcázar. Era alcalde Aladino Fernández. La Biblioteca estuvo dotada con fondos amplios. Sigue siendo un lugar acogedor.

BIBLIOTECA PÚBLICA MUNICIPAL FERMÍN CANELLA de Rioseco, es de fábrica reciente y está situada en un lugar central de la villa. Nacida ya en época informática (no como la de Langreo) fue inaugurada en marzo del 2011 por el viceconsejero de Cultura Jorge Fernández León, concebida también como telecentro. El alcalde de Sobrescobio, Marcelino Martínez, aseguró que el proyecto «mejorará la calidad de vida de nuestros ciudadanos». Realizada con fondos mineros es un edificio destacado que utiliza como elemento integrador la madera. El proyecto se debe al arquitecto Luis Corte.
Su nombre recuerda a don Fermín Canella y Secades, catedrático de derecho, historiador, cronista, político; un polifacético empeñado en divulgar la investigación y la cultura. Ligado a Sobrescobio que lo nombró hijo adoptivo promovió escuelas en aquel distrito que siempre quiso. Paradojas de  los nombres: el busto de Fermín Canella está en el jardín de la escuela vieja/biblioteca de Soto de Agues.

Son estas nuestras Bibliotecas. En muchas hubo y hay clubes de lectura y tertulias

Langreo
Biblioteca Pública Municipal " Federico Garcia Lorca " de Riaño.
Biblioteca Pública Municipal "Alberto Vega" de La Felguera.
Biblioteca Pública Escuelas Dorado. Calle Dorado. Sama.

SAN MARTIN DEL REY AURELIO
La Biblioteca Pública de El Entrego
La Biblioteca Pública de Sotrondio
La Biblioteca Pública "Aquilino de la Torre" de Blimea

LAVIANA
Biblioteca Pública de Barredos
Biblioteca Pública de Pola de Laviana
Biblioteca Pública del Condao

SOBRESCOBIO
Biblioteca Pública Municipal Fermín Canella de Rioseco
Biblioteca Pública Padre Juan Prado de Soto de Agües

CASO
Biblioteca Pública de  Campo de Caso [ con servicio de Biblioteca Ambulante]

Imagen: Biblioteca Pública Municipal Escuelas Dorado, Langreo y Biblioteca Pública Municipal "Fermín Canella", Sobrescobio.

jueves, 17 de abril de 2014

LANGREO EN EL SIGLO XVII: 16 DE MAYO DE 1647 "En las cassas de Ayuntamiento de la v


No son nuevas las desavenencias entre los poderes locales y los regionales y aún nacionales. La celosa autonomía municipal se remonta al medievo. El Langreo  (y entonces también SMRA) que había comprado su independencia del obispado en el siglo XVI, pero que seguía "tutelado" por el eclesiástico poder, reclamaba orgulloso ante el corregidor-gobernador de Asturias, que por aquel entonces era Juan de Arce y Otalora su capacidad de autogobierno. 
Daba el concejo de Langreo, reunido en las "casas consistoriales de la villa de Sama", su poder a su procurador general Francisco de Argüelles Meres y a su sustituto mediante un documento de autoridad para reclamar los privilegios del concejo y su capacidad para elegir regidores y demás cargos locales. Exigían los papeles que acreditaran todo ello para incluirlos en el archivo municipal y habilitaban a los representantes para emprender acciones judiciales si fuera preciso y se obligaban solidariamente a socorrerlos en los gastos con todos con los bienes propios del concejo.



Este documento con el que me encontré en la serie de Actas Históricas de la Junta General, sirve para muchas cosas. 1) A quienes les interese la historia local para conocer quiénes mandaban en aquel lejano pasado en más de la mitad de nuestro valle: "Francisco del Carpio, teniente de juez en este concejo, Toribio de Argüelles de Meres, Alonso García de Riaño, Domingo Candanedo, Domingo García de Sanmartino, Diego de Vijil, regidores" y Francisco de Argüelles de Meres, procurador general, además de "Bernardo de la Buelga, y Diego de Argüelles y Baltasar Bernardo, becinos deste concejo" además del escribano Domingo García. También aparecen los escribanos y testigos de la capital que recepcionan el poder. 2) Nos sirve para saber que ya en Sama eran estables las casas consistoriales del amplísimo y poderoso concejo langreano que ocupaba el valle desde el límite con Oviedo hasta Laviana. 3) Aporta pistas de cómo ir recuperando los documentos de la historia local de este tiempo, en gran medida en la Real Chancillería de Valladolid, la instancia judicial ante la que debían pleitear los vecinos. 4) La existencia de una práctica documental y un protocolo de nombramiento que demuestra la existencia de una administración compleja o 5) Los límites de los cargos elegidos.

Solo el archivero (primicia nuestra) puede encontrarse con estas pequeñas joyas que, además de transportarle al pasado, le hacen comprender la relativa novedad de un presente que no es tal. Algún día contaremos lo traumático que fue la destrucción a manos de una partida carlista del rico archivo local langreano allá por los años 70 del siglo XIX.

Para quien sienta curiosidad os dejo íntegro el documento:
387 r. En las cassas de Ayuntamiento de la villa de Sama, concejo de Langreo, a diez y seis días del mes de mayo de mill y seiscientos y quarenta y siete años, es- tando juntos los señores justicia y reximiento deste concejo en su Ayuntamiento, como lo tienen de costunbre, especialmente su merced don Francisco del Carpio, teniente de juez en este concejo, Toribio de Argüelles de Meres, Alonso García de Riaño, Domingo Candanedo, Domingo García de Sanmartino, Diego de Vijil, regi- dores, y Francisco de Argüelles de Meres, procurador general en este dicho conce- jo. Y estando ansí juntos dijeron que, por quanto en poder del señor liçenciado don Juan de Arze y Otálora, oydor de la Real Chancillería de Valladolid y goberna- dor que fue deste Principado para la real executoria que este concejo tiene del Re- al Consexo para la forma de elejir los oficios de jueçes y más oficiales dél y ottras cosas, con la qual fue requerido su merced del dicho señor oydor. Y porque su merced está de camino a la ciudad de Valladolid y la dicha executoria conviene te- nerse en el archibo deste concejo, dixeron que, en la mejor ma<nera> y forma que aya lugar de derecho, davan y dieron todo su poder cunplido el qual de derecho se requiere y es necessario, y con cláusula de sostituir, al dicho Francisco de Ar- güelles, procurador general, para que en nombre deste concejo pida y suplique al dicho señor don Juan de Arçe le entregue la dicha real executoria; y no siendo ser- vido de açerlo, se lo pida judicialmente ante el señor gobernador deste Principado. En racón de lo qual aga 387 v. todas las delegencias necessarias que convengan, que el poder que se requiere, ése, le dan y otorgan con todas sus ynçidencias y depen- dencias, anexidades y conexidades, y con libre y general azministración, y releva- ción en forma. Obligáronse con sus perssonas y bienes, y los propios deste conce- jo que abrán por firme todo lo que el dicho Francisco de Argüelles y sus sostitutos en birtud dél yceren. Y lo otorgaron ansí, estando testigos Bernardo de la Buelga, y Diego de Argüelles y Baltasar Bernardo, becinos deste concejo, y la dicha justicia y reximiento, que doy fe conozco. Cometieron la firma al dicho señor ex-juez u a Toribio de Argüelles, regidor.
Francisco del Carpio (R). Ante Domingo García (R). +
En la feligresía del concejo de Langreo, a diez y nueve días del mes de mayo de seiscientos y quarenta y siete años, por ante mí, escribano, y testigos, Francisco de Argüelles de Meres, vecino y procurador general deste concejo, usando del poder de atrás, ya ar<r>iva contenido, de la justicia y regimiento deste concejo, le sostituyó para todo lo en él conteni/388 r.do en Antonio Lavilla, escribano del número de la ciudad de Oviedo, y en Domingo Roxo, y qualquiera dellos ynsolidun. Y obligó los vienes a él obligados y lo otorgó ansí el otorgante a quien yo, escribano, doy fe conozco. Y lo firmó de su nombre estando testigos Diego Argüelles, y Antonio García y Juan Gutiérrez Bernardo, vecinos deste concejo.
Francisco de Argüelles (R). Ante Domingo García (R).
En birtud de este poder y sostitución recibí la carta executoria que contiene en veinte y una ojas y lo firmo. Obiedo y mayo, veinte y dos de mill y seiscientos y quarenta y siete años.
Domingo Rojo (R)./
388 v. Langreo. Recivo de la executoria de Langreo./

FUENTE: Documentos de las Actas Históricas. Junta General. Archivo Histórico de Asturias. Fondo Junta General.

martes, 15 de abril de 2014

EL VACÍO

EL VACÍO. El llegaba en el avión de última hora y como estaba nerviosa ella llegó casi una hora antes. Cuando aparcó el coche los autobuses se iban con los viajeros del penúltimo vuelo. Y algunos hombres de negocios preferían los taxis que aguardaban en fila. Pocos clientes para muchos taxis. Pero aún quedaba un último vuelo... Y ya no había buses.


Cuando entró en la terminal el bar secundario de llegadas estaba cerrado; apenas un par de mostradores de coches de alquiler y de reclamaciones tenían luces. Las dos chicas uniformadas se aburrían esperando el final de la jornada; una revolvía papeles en su puesto y la otra en el de al lado bebía agua mientras recogía. Los pasillos estaban vacíos y las tiendas cerradas. Los letreros luminosos y los anuncios-película se adueñaban del espacio. 

En un sitio así una camina no queriendo oír sus pasos para poder escuchar los pensamientos que se amontonan aprovechando el espacio dejado por el vacío acústico:

"¿Por que me habré metido en esto?"- pensó. "Realmente tengo una vida cómoda, tranquila, sin alteraciones..; apenas conozco a este señor que va a llegar.¡Con lo que me costó volver a vivir sola! ¡Menos mal que se irá en una semana! Entonces recuperaré la rutina. A lo mejor me compro un perro..."

Mientras pensaba así se adentraba por el pasillo más oscuro y se ensimismaba más. Entró en el baño y la luz poderosa la flaseó sacándola del soliloquio. Recordó que cuando le conoció, apenas un par de meses antes, estaba tristísima y se sentía sola. Entonces fue un revulsivo, un despertador. La ayudó a sonreír otra vez. Se miró a los ojos en el espejo y pensó que los días próximos podían ser una buena oportunidad para comprobar si era posible recobrar la alegría. No se trataba de planear ninguna relación futura, ni siquiera una relación, sólo ver si era posible convivir con alguien más que con su piedad.

Cuando salió del baño ya había gente que también esperaban. Algunos tenían cara de cansados; otros parecían ilusionados por encontrarse con el padre, el novio, la novia o el amigo, hermano o primo lejano que volvía después de tiempo. Ella no compartía aquellos sentimientos, pero de repente se alegró de estar esperando por alguien...







domingo, 6 de abril de 2014

PUESTA DE SOL



La luz de aquel atardecer de verano le pareció particularmente luminosa. Detuvo  la lectura que la tenía ensimismada para observar la puesta del sol detrás de los tejados viejos de la ciudad.
Muy lentamente las sombras iban ganando. De pronto el dolor de huesos se apaciguó recordando otras tardes de verano de su lejana juventud. Unos amigos, una guitarra, un recóndito lugar al borde del río; allí donde se formaba una pequeña piscina natural que hacia las delicias cuando apretaba el calor. Y la luz del atardecer entre los árboles era, pese a los años y el marco, tan parecida a esta que la hizo recuperar gratas sensaciones olvidadas y olvidar ingratos dolores. Pasó así un buen rato. Un músico callejero tocaba en la calle "O sole mio". Cuando abandonó la terracita, sumida en sombras, pensó: " debo valorar más el tiempo de hoy; solo de ese modo recobraré lo mejor del ayer y dejaré de temer el mañana".


Agosto del 2013

sábado, 5 de abril de 2014

Recorrer mi Valle. LAS POLAS. Una mancomunidad medieval.



Algo así fue lo que pasó entre finales del siglo XIII y el siguiente siglo. El poder real y a su imitación el señorío eclesiástico de la mitra ovetense intentaron que el territorio del Nalón tuviera una serie de puntos importantes donde hacer puebla, crear un mercado periódico, instituir una administración, organizar la seguridad de los caminos, promover la construcción de puentes; en definitiva estructurar el territorio.

La parte alta, el amplio concejo de Caso, paso hacia León, permaneció ligado a señoríos laicos cuasi feudales; las diversas ramas de los Caso con solares en las antiquísimas torres y casas fuertes de El Campo (Caso), Orlé (Caso y Orlé) y Los Cobos (Caso de los Cobos), todas ellas desaparecidas, mantenían su influencia. Había también propiedades monacales, pero el concejo gozó siempre de una intensa vida independiente, regulada por sabias ordenanzas locales transmitidas "desde inmemorial tiempo, a son de campana tañida". La prevalencia del derecho consuetudinario.

Mas abajo, en dirección a la capital, a fines del siglo XIII, entorno a 1280, el rey Alfonso X el Sabio otorgó una carta de población a Laviana. La Pola de Laviana tendría un fuero, al estilo del de Benavente y aunque no se conserva, sirvió sin duda para conformar el espacio y dotarlo con nuevos moradores y algunos servicios urbanos como ayuntamiento, Iglesia y mercado. Una especie de ordenación del territorio, promoción económica y un cartulario en materia de repoblación.

Unas décadas después la presión vecinal y la iniciativa de promoción económica del señorío episcopal instituyó una nueva puebla, la Puebla de la Puente de Oturiellos, en Langreo. Allí donde el río formaba una vega y había un puente muy preciso para la comunicación. En el lugar bajo advocación de la patrona de Asturias, Santa Eulalia, se creó la puebla que daba sentido a la de Laviana, al no dejarla aislada.

Al igual que con la perdida de Pola de Laviana, la de Langreo sigue el modelo del Fuero de Benavente. Una serie de vecinos, comisionados por los reunidos en La Puente de Oturiellos solicitan en abril de 1338 al obispado la concesión de una carta para establecer puebla, y en junio el obispo don Juan la concede "en el lugar que ellos elijan"; delimita su alfoz o territorio, les exime de diversas prestaciones, regula cómo han de elegir a los oficios para organizar el territorio y las obligaciones que deben cumplir con el cabildo.  Estos interesantísimos documentos, copiados en los hermosos "Libro de los Privilegios" y el "Libro de la Regla Colorada" del archivo de la Catedral  han sido publicados por el Ayuntamiento de Langreo hace años.

Años después, en 1344, en enero Alfonso XI, a petición de sus hijos Enrique y Fadrique, gobernadores de las tierras de Sobrescobio, de la orden de Santiago, piden se haga puebla en Oviñana, también siguiendo el patrón de las otras. Desgraciadamente tampoco se conserva el original, pero sí una confirmación realizada por los Reyes Católicos en Valladolid, en 1484.

Las pueblas ofrecían seguridad jurídica a sus moradores. Estos sabían lo que tenían que pagar, cómo recaudarlo y a quién entregarlo; tenían su documento de vecindad que les facilitaba moverse y ejercer ciertos derechos. Podían elegir cargos que organizaran la vida económica y social: alguaciles, jueces y alcaldes que se ocuparan de dirimir los conflictos, cuidaran la seguridad, la reparación de caminos y puentes, organizaran ferias y fiestas; en definitiva promovieran la riqueza territorial.

Las tres pueblas contribuyeron a la organización del territorio y promovieron una suerte de economías complementarias. Se fueron creando pequeños villorios sobre el valle, mas activos desde Pola de Laviana a Langreo, camino de la capital, Oviedo. La puebla de Oviñana, punto de arranque de la alta montaña, hacia el sureste hacia Tarna, tenía un carácter menos activo. El territorio de Sobrescobio y Caso, con poderosos señoríos laicos, de órdenes y monacales sobresalieron en pastos de montaña, caza, pesca y control fronterizo.

Aguas abajo, el valle ofrecía algunos espacios más amplios aprovechados para establecer poblaciones más estables y cierta vida en pequeños pueblos, que no alcanzarán carácter urbano hasta la industrialización, pero que ya sirven para articular el territorio.

Imagen: el maravilloso «Libro de los testamentos» de la Catedral de Oviedo, mandado hacer por el Obispo Pelayo, en el siglo XII, para inscribir los bienes donados (algunas donaciones un tanto inventadas) a la Catedral por reyes y nobles ha sido reproducido en facsímil. Contiene espectaculares miniaturas.

Recorrer mi Valle. VIGILAR EL CAMINO. Las torres.

En dirección al pasado.
VIGILAR EL VALLE. Las torres. 

Aunque remodeladas en épocas posteriores y reutilizadas para otros menesteres, desde el medievo varias TORRES sirvieron para mantener la buena comunicación entre los habitantes del Valle en este nuestro tramo y mantener a raya a los enemigos o hacer más lenta su incursión. Hubo más, sin duda en los cruces del río, en los peñas de La Oscura o en La Cabezada en Blimea donde está documentada la existencia de un castillo; o río arriba en Caso habría instalaciones de vigilancia al estilo de torreones. Hoy, que se puedan ver como testigos del pasado, quedan en pie, a veces malheridas por el abandono, estas cuatro que describimos.
LA TORRE DE VILLA en Riaño. Forma parte del conjunto del palacio de Camposagrado, ahora separada de él por la vieja carretera. Es cuadrada, de buena mampostería y tiene tres pisos, con acceso actual por el segundo. El piso bajo está abierto con arquerías. Los estudios previos a su declaración BIC (en 1995) concluyeron que podría datarse en el XVI y que siempre perteneció a los dominios de los Bernaldo de Quirós (los que se vanagloriaban de su poderío con aquel "después de Dios la casa de Quirós"). Remodelada en varias ocasiones, aunque la situación actual no parezca ofrecer carácter defensivo, si imaginamos el río donde estaba antes de su cambio y la colocamos integrada en las tierras del marquesado, si debía ejercer un cierto control sobre el Valle y las propiedades nobiliarias. Hoy arruinada, queda casi oculta tras el polígono industrial. Merece una reparación. ´
Muy cerca aún queda algo de la TORRE DE LOS RIAÑO dentro de la propiedad que luego fue de los Dorado.
LA TORRE Y CASA DE LA QUINTANA en Ciaño. El rico pasado histórico de Ciaño como centro de poder nobiliario hasta fin de la modernidad, queda atestiguado por varios restos. Hoy va de torres. La torre de la Quintana, adosada por un pasadizo con la casona del mismo nombre, es circular y de casi 13 metros de altura. Muy remodelada en 1540 por el Prior Solís, el potentado de la dinastía, había sido edificada a mediados del siglo XIV poco después de la constitución de la Pola de la Ponte de Oturiellos y formaría parte de un intento de dar seguridad al camino principal del Valle. Tiene tres pisos; al primero se accede por el pasadizo y en lo alto hay dos ventanas geminadas a este y oeste. La cubierta es cónica. Restaurada y sin el muro que rodeaba la propiedad hasta hace unas décadas ofrece un buen aspecto, aunque su carácter de vigía aparece desvirtuado porque la próxima construcción industrial y las altas construcciones la hacen parecer menos importantes; pero en un tiempo de casuchas diseminadas de campesinos solo ella, la iglesia (cuyo pórtico es del XIII) y algunas casonas ofrecerían aspecto de poderío. La declaración BIC vino a asegurar su conservación. 
EL TORREÓN, EL CONDADO, LAVIANA. Es el mejor ejemplo de arquitectura militar. Probablemente fue construida en siglos altomedievales, pero lo más antiguo actual es del XIV. Encaramada sobre un espolón calizo, no precisa fosos y esta claro que fue utilizada para vigilar la importante vía de comunicación que daba salida al valle del Nalón hacia Castilla por el puerto de Tarna. Es rectangular, tiene tres plantas y está edificada con mampostería y sillería de arenisca. Se accede por la primera planta y en su origen es posible estuviera coronada por almenas. En el siglo XIX se derrumbó parte. En la guerra civil fue reutilizada y entre los 50 y 60 del pasado siglo, los propietarios realizaron una restauración calificada como poco afortunada al introducir cemento y hormigón y colocar su propio escudo. El decreto que en 1994 declaraba al Torreón Bien de Interés Cultural (BIC) denunciaba este mal trato a un bien de tanta importancia histórica y estratégica.
EL TORREXON DE SOBRESCOBIO. Avanzan muchos estudios que más que torreón fue en sus buenos tiempos un castillo habitado habitualmente y que procedía de una construcción romana. Los restos que hoy se ven sobre la roca (escobio) que domina un estrecho del Valle del Nalón en la actual presa dio nombre al concejo. Sobrescobio (sobre un escobio). El Torreón/castillo vigía fue en la Edad Media, en el siglo XII entregado por Fernando II a la poderosa orden de Santiago. El castillo de Villamorey, como también se le conoce, debió ejercer de freno a invasiones. De la musulmana queda el topónimo próximo Villamorey. Luego este lugar fue utilizado por nobles ligados a la realeza que controlaban el territorio. La constitución de la puebla de Oviñana en el siglo XIV, en sintonía con otras las otras del valle, vino a darle a este torreón carácter de vigilancia del camino de comunicación hacia Tarna.
Una ruta entre Villamorey y el torreón permite comprender la importancia estratégica de una construcción que fue reutilizada siempre que hubo guerras o problemas entre bandos. Una ocupación que entró en decadencia pero que merece un gran respeto.
Foto: torre de Villa



sábado, 29 de marzo de 2014

Recorrer mi Valle. LUGARES DE ORACIÓN. Viejas iglesias.

"A veces es importante retomar un camino pasado para encontrar sentido al presente".

La impronta dejada en nuestra Cuenca del Nalón por la industrialización galopante desde el siglo XIX y la conversión de todos los poblados del valle en extrañas mezclas de pozos, fábricas, y residencias con segregación de clases, ha echado un velo tupido a las huellas de un pasado anterior que solo se adivina a trozos. Es cierto que las actividades minero-siderúrgicas marcaron impronta. Pero antes…

Este tramo de nuestro valle era lugar de residencia de unas pocas familias pudientes de las que algo diremos en otra ocasión,  numerosos hidalgos, algunos con más pretensiones que poder, muchos campesinos pobres, pecheros (los que pagaban) que aprovechando los pocos llanos y laderas útiles cultivaban la tierra ajena, mantenían algunas cabezas de ganado, pescaban, cazaban, utilizaban el monte, todo ello previo pago al señor y en los tiempos muertos entre faenas realizaban artesanías que luego, con sus productos vendían o cambiaban por otros en los mercados y ferias locales del valle entorno a las polas.
Sobre esta sociedad civil ejercía una tutela total la iglesia. La práctica religiosa no era una opción, como ahora, era una obligación. Ser cristiano, cristiano viejo, y practicante era formar parte de la comunidad. Los curas de pueblo no siempre eran cultos pero solían saber leer y escribir, lo que entonces marcaba abismales distancias. En los muchos villorios y pueblos en los que no había escribano, bachiller o mozo que leyera, era el cura el recurso para redactar los papeles necesarios para todo y para leer los que llegaban de las autoridades de las polas y aún más lejos, de la capital. Aún en 1812, cuando los diputados de Cádiz enviaron la Constitución recién redactada a los pueblos para su juramento, encargaron a los párrocos que las leyeran a los feligreses y la juraran en misa solemne: ¡una Constitución vista por muchos clérigos contraria a las leyes divinas!
En las iglesias tenían lugar los ritos vitales básicos. El bautismo o reconocimiento de un nuevo vecino, el matrimonio como constitución de una entidad básica y la muerte no solo el fin de una vida sino la sucesión de los herederos. Aprovechando la misa diaria y, sobre todo, dominical, se realizaban cambios comerciales, se llegaba a acuerdos, se cortejaba, se organizaban las labores comunales, se planeaban y disfrutaban fiestas. Cuando una desgracia reclamaba solidaridad, cuando era precisa una reunión del vecindario, la campana de la iglesia tocada a rebato atraía al vecindario. Todo bajo la atenta mirada del cura.

De aquellos tiempos (dejamos para otro momento los templos realizados a partir del siglo XIX, casi todos los de las villas del industrioso valle), algunas, muy restauradas (no siempre bien) quedan hermosas iglesias y capillas o ermitas, la mayoría con fábrica original de los siglos XVI-XVIII, que apreciadas en su entorno, son pregoneros del pasado. Una propuesta de paseo, esta vez desde Caso hasta Langreo:
En CASO, siempre ganadero, rico, de señorío laico, con cotos monacales, entrada y salida a Castilla por Tarna, se conservan, entre otras:
Caleao: bajo advocación de la Santa Cruz, tuvo inauguración obispal de un Quiñones, guarda una talla románica y en el XVIII fue magníficamente restaurada, lo que prueba la riqueza local.
Bueres: Iglesia parroquial dedicada a Santiago, del siglo XVIII
Tanes: Santa María La Real, del siglo XVI
 SOBRESCOBIO. El territorio de la orden de Santiago, redimido por los hidalgos pudientes en el siglo XVI, con pola en Oviñana, conserva varias. Proponemos:
La Polina, el topónimo que denota el lugar donde hubo «Pola» o puebla-capital, están los restos quejumbrosos (¡que duren!) de Santa María la Real de Oviñana, nombre regio, de un templo del XVI definitivamente destruido en 1934.  Se fundó "siendo cura el Licenciado Don Alonso de Llanos Cifuentes, Caballero de Santiago, se hizo el artístico retablo de la capilla mayor por el maestro escultor Don Francisco de Rivera”
Villamorei: capilla de San Roque, de la edad moderna, muy reedificada en el XIX
Soto de Agues: capilla de San Antonio de Padua del siglo XVIII
Ladines: iglesia de San Pedro, con rosetón y cruz grabada de los caballeros de Santiago.  De un lejano siglo XV fue reconstruida en 1640. Signo de que el lugar ejercía un control sobre el valle al que no se podía renunciar.
LAVIANA. Tuvo territorio privilegiado, allí donde el valle se abre y los caminos trasversales también. La importancia señorial y los cotos dependientes del monasterio de San Vicente no restaban poder a un territorio rico.
Villoria: la iglesia de San Nicolás tiene sobre saliente portada principal, algún resto románico, un sobresaliente retablo barroco y el mausoleo del poderoso Francisco de Asís Bernaldo de Quirós.
Tolivia/Fresnedo: ermita de Les Campes, bajo advocación de nuestra señora de la Visitación, muestra de cómo la fe cuidaba los pastos ricos y los montes.
Pola de Laviana: santuario de la Virgen del Otero, patrona del concejo, tiene un retablo barroco del XVII.
SAN MARTÍN DEL REY AURELIO [entonces concejo con Langreo]
Como en el  caso de Langreo, la modificación del valle, brutal desde el siglo XIX con las instalaciones minero- metalúrgicas, han arrasado con el pasado, por lo que lo poco que queda se ve  a media ladera o en valles transversales, que tal vez fueran entonces preferidos por los habitantes, lejos de inundaciones y estrecheces, allí donde el sol calentaba las huertas, daba buenos pastos y tenía cerca el monte que tanto uso daba.
Blimea: la capilla de San Roque, con pórtico de madera, es del siglo XVII, símbolo de lo que se puede hacer con materiales autóctonos sin grandes alardes.
Sotrondio: En el barrio de Samartin de la Riba, junto al cementerio (que, claro, entonces no existía) está la ermita de San Martín de Tours, próxima a Sotrondio; se tuvo en la historiografía local como posible sitio de tumba del astur Rey Aurelio, fallecido en el 774. Se conserva inscripción sobre el hecho histórico muy debatido, pues se dice que el Rey fue enterrado en distintos sitios de tierras castellanas recién conquistadas. Lo que si es cierto es que aquel lugar está próximo a la residencia de los Sanfrechoso, importantes infanzones locales con casona relevante. La parroquia tiene libros desde principios del XVII, básicos para conocer lo lazos familiares. La advocación al santo francés de Tours indica su antigüedad y la devoción que trajeron los peregrinos franceses del camino de Santiago.
El Entrego: capilla de Villacedré en Lantero. Aunque está datada en el siglo XIX, la devoción popular indica que su antigüedad es mayor. Tiene advocación a la Virgen de la Cabezada.
LANGREO.
Ciaño: el núcleo con más historia de Langreo, junto con Riaño, es este de Ciaño, residencia de las casonas y apellidos más relevantes. La iglesia parroquial de San Esteban (el protomártir de los evangelios) es de origen románico y conserva la portada principal y la sur de los siglos XII y XIII respectivamente. Constituye tal vez lo más destacado, aunque su ubicación y el entorno diluyan el aprecio que se le debe tener, muestra de templo destacado en su tiempo. Fue muy remozada a principios del siglo XX y por su valor fue declarada Bien de Interés Cultural en 1995.
La capilla de nuestra Señora del Carbayu es una hermosa iglesia rural que suma la devoción a la Virgen María y al Carbayu asturiano. La actual, muy remozada, es del XVII y el retablo barroco de la Virgen muy destacado, al igual que la cúpula de la sacristía tras el altar. Es patrona del concejo y pasa por ser la protectora del Valle. Su romería, el 8 de septiembre es muy popular. Fue declarada Bien de Interés Cultural.
La Felguera: conserva en su zona rural dos capillas de imprecisa datación de tradicional culto popular como son las del Llungueru y San Justo.

Riaño: la iglesia de San Martín, próxima a la casona de los Riaño tiene planta destacada del XVIII con una buena fábrica que demuestra el poderío local.

Imagen: iglesia de la Santa Cruz de Caleao, capilla de Villacedré de Lantero, pórtico de San Esteban de Ciaño, iglesia en ruinas de Santa María la Real en La Polina de Sobrescobio e iglesia de San Nicolás de Villoria.