sábado, 29 de marzo de 2014

Recorrer mi Valle. LUGARES DE ORACIÓN. Viejas iglesias.

"A veces es importante retomar un camino pasado para encontrar sentido al presente".

La impronta dejada en nuestra Cuenca del Nalón por la industrialización galopante desde el siglo XIX y la conversión de todos los poblados del valle en extrañas mezclas de pozos, fábricas, y residencias con segregación de clases, ha echado un velo tupido a las huellas de un pasado anterior que solo se adivina a trozos. Es cierto que las actividades minero-siderúrgicas marcaron impronta. Pero antes…

Este tramo de nuestro valle era lugar de residencia de unas pocas familias pudientes de las que algo diremos en otra ocasión,  numerosos hidalgos, algunos con más pretensiones que poder, muchos campesinos pobres, pecheros (los que pagaban) que aprovechando los pocos llanos y laderas útiles cultivaban la tierra ajena, mantenían algunas cabezas de ganado, pescaban, cazaban, utilizaban el monte, todo ello previo pago al señor y en los tiempos muertos entre faenas realizaban artesanías que luego, con sus productos vendían o cambiaban por otros en los mercados y ferias locales del valle entorno a las polas.
Sobre esta sociedad civil ejercía una tutela total la iglesia. La práctica religiosa no era una opción, como ahora, era una obligación. Ser cristiano, cristiano viejo, y practicante era formar parte de la comunidad. Los curas de pueblo no siempre eran cultos pero solían saber leer y escribir, lo que entonces marcaba abismales distancias. En los muchos villorios y pueblos en los que no había escribano, bachiller o mozo que leyera, era el cura el recurso para redactar los papeles necesarios para todo y para leer los que llegaban de las autoridades de las polas y aún más lejos, de la capital. Aún en 1812, cuando los diputados de Cádiz enviaron la Constitución recién redactada a los pueblos para su juramento, encargaron a los párrocos que las leyeran a los feligreses y la juraran en misa solemne: ¡una Constitución vista por muchos clérigos contraria a las leyes divinas!
En las iglesias tenían lugar los ritos vitales básicos. El bautismo o reconocimiento de un nuevo vecino, el matrimonio como constitución de una entidad básica y la muerte no solo el fin de una vida sino la sucesión de los herederos. Aprovechando la misa diaria y, sobre todo, dominical, se realizaban cambios comerciales, se llegaba a acuerdos, se cortejaba, se organizaban las labores comunales, se planeaban y disfrutaban fiestas. Cuando una desgracia reclamaba solidaridad, cuando era precisa una reunión del vecindario, la campana de la iglesia tocada a rebato atraía al vecindario. Todo bajo la atenta mirada del cura.

De aquellos tiempos (dejamos para otro momento los templos realizados a partir del siglo XIX, casi todos los de las villas del industrioso valle), algunas, muy restauradas (no siempre bien) quedan hermosas iglesias y capillas o ermitas, la mayoría con fábrica original de los siglos XVI-XVIII, que apreciadas en su entorno, son pregoneros del pasado. Una propuesta de paseo, esta vez desde Caso hasta Langreo:
En CASO, siempre ganadero, rico, de señorío laico, con cotos monacales, entrada y salida a Castilla por Tarna, se conservan, entre otras:
Caleao: bajo advocación de la Santa Cruz, tuvo inauguración obispal de un Quiñones, guarda una talla románica y en el XVIII fue magníficamente restaurada, lo que prueba la riqueza local.
Bueres: Iglesia parroquial dedicada a Santiago, del siglo XVIII
Tanes: Santa María La Real, del siglo XVI
 SOBRESCOBIO. El territorio de la orden de Santiago, redimido por los hidalgos pudientes en el siglo XVI, con pola en Oviñana, conserva varias. Proponemos:
La Polina, el topónimo que denota el lugar donde hubo «Pola» o puebla-capital, están los restos quejumbrosos (¡que duren!) de Santa María la Real de Oviñana, nombre regio, de un templo del XVI definitivamente destruido en 1934.  Se fundó "siendo cura el Licenciado Don Alonso de Llanos Cifuentes, Caballero de Santiago, se hizo el artístico retablo de la capilla mayor por el maestro escultor Don Francisco de Rivera”
Villamorei: capilla de San Roque, de la edad moderna, muy reedificada en el XIX
Soto de Agues: capilla de San Antonio de Padua del siglo XVIII
Ladines: iglesia de San Pedro, con rosetón y cruz grabada de los caballeros de Santiago.  De un lejano siglo XV fue reconstruida en 1640. Signo de que el lugar ejercía un control sobre el valle al que no se podía renunciar.
LAVIANA. Tuvo territorio privilegiado, allí donde el valle se abre y los caminos trasversales también. La importancia señorial y los cotos dependientes del monasterio de San Vicente no restaban poder a un territorio rico.
Villoria: la iglesia de San Nicolás tiene sobre saliente portada principal, algún resto románico, un sobresaliente retablo barroco y el mausoleo del poderoso Francisco de Asís Bernaldo de Quirós.
Tolivia/Fresnedo: ermita de Les Campes, bajo advocación de nuestra señora de la Visitación, muestra de cómo la fe cuidaba los pastos ricos y los montes.
Pola de Laviana: santuario de la Virgen del Otero, patrona del concejo, tiene un retablo barroco del XVII.
SAN MARTÍN DEL REY AURELIO [entonces concejo con Langreo]
Como en el  caso de Langreo, la modificación del valle, brutal desde el siglo XIX con las instalaciones minero- metalúrgicas, han arrasado con el pasado, por lo que lo poco que queda se ve  a media ladera o en valles transversales, que tal vez fueran entonces preferidos por los habitantes, lejos de inundaciones y estrecheces, allí donde el sol calentaba las huertas, daba buenos pastos y tenía cerca el monte que tanto uso daba.
Blimea: la capilla de San Roque, con pórtico de madera, es del siglo XVII, símbolo de lo que se puede hacer con materiales autóctonos sin grandes alardes.
Sotrondio: En el barrio de Samartin de la Riba, junto al cementerio (que, claro, entonces no existía) está la ermita de San Martín de Tours, próxima a Sotrondio; se tuvo en la historiografía local como posible sitio de tumba del astur Rey Aurelio, fallecido en el 774. Se conserva inscripción sobre el hecho histórico muy debatido, pues se dice que el Rey fue enterrado en distintos sitios de tierras castellanas recién conquistadas. Lo que si es cierto es que aquel lugar está próximo a la residencia de los Sanfrechoso, importantes infanzones locales con casona relevante. La parroquia tiene libros desde principios del XVII, básicos para conocer lo lazos familiares. La advocación al santo francés de Tours indica su antigüedad y la devoción que trajeron los peregrinos franceses del camino de Santiago.
El Entrego: capilla de Villacedré en Lantero. Aunque está datada en el siglo XIX, la devoción popular indica que su antigüedad es mayor. Tiene advocación a la Virgen de la Cabezada.
LANGREO.
Ciaño: el núcleo con más historia de Langreo, junto con Riaño, es este de Ciaño, residencia de las casonas y apellidos más relevantes. La iglesia parroquial de San Esteban (el protomártir de los evangelios) es de origen románico y conserva la portada principal y la sur de los siglos XII y XIII respectivamente. Constituye tal vez lo más destacado, aunque su ubicación y el entorno diluyan el aprecio que se le debe tener, muestra de templo destacado en su tiempo. Fue muy remozada a principios del siglo XX y por su valor fue declarada Bien de Interés Cultural en 1995.
La capilla de nuestra Señora del Carbayu es una hermosa iglesia rural que suma la devoción a la Virgen María y al Carbayu asturiano. La actual, muy remozada, es del XVII y el retablo barroco de la Virgen muy destacado, al igual que la cúpula de la sacristía tras el altar. Es patrona del concejo y pasa por ser la protectora del Valle. Su romería, el 8 de septiembre es muy popular. Fue declarada Bien de Interés Cultural.
La Felguera: conserva en su zona rural dos capillas de imprecisa datación de tradicional culto popular como son las del Llungueru y San Justo.

Riaño: la iglesia de San Martín, próxima a la casona de los Riaño tiene planta destacada del XVIII con una buena fábrica que demuestra el poderío local.

Imagen: iglesia de la Santa Cruz de Caleao, capilla de Villacedré de Lantero, pórtico de San Esteban de Ciaño, iglesia en ruinas de Santa María la Real en La Polina de Sobrescobio e iglesia de San Nicolás de Villoria.