"A veces es importante retomar un camino pasado para encontrar sentido al presente".
La
impronta dejada en nuestra Cuenca del Nalón por la industrialización galopante
desde el siglo XIX y la conversión de todos los poblados del valle en extrañas
mezclas de pozos, fábricas, y residencias con segregación de clases, ha echado
un velo tupido a las huellas de un pasado anterior que solo se adivina a
trozos. Es cierto que las actividades minero-siderúrgicas marcaron impronta.
Pero antes…
Este
tramo de nuestro valle era lugar de residencia de unas pocas familias pudientes
de las que algo diremos en otra ocasión,
numerosos hidalgos, algunos con más pretensiones que poder, muchos
campesinos pobres, pecheros (los que pagaban) que aprovechando los pocos llanos
y laderas útiles cultivaban la tierra ajena, mantenían algunas cabezas de
ganado, pescaban, cazaban, utilizaban el monte, todo ello previo pago al señor
y en los tiempos muertos entre faenas realizaban artesanías que luego, con sus
productos vendían o cambiaban por otros en los mercados y ferias locales del
valle entorno a las polas.
Sobre
esta sociedad civil ejercía una tutela total la iglesia. La práctica religiosa
no era una opción, como ahora, era una obligación. Ser cristiano, cristiano
viejo, y practicante era formar parte de la comunidad. Los curas de pueblo no
siempre eran cultos pero solían saber leer y escribir, lo que entonces marcaba
abismales distancias. En los muchos villorios y pueblos en los que no había
escribano, bachiller o mozo que leyera, era el cura el recurso para redactar
los papeles necesarios para todo y para leer los que llegaban de las
autoridades de las polas y aún más lejos, de la capital. Aún en 1812, cuando
los diputados de Cádiz enviaron la Constitución recién redactada a los pueblos
para su juramento, encargaron a los párrocos que las leyeran a los feligreses y
la juraran en misa solemne: ¡una Constitución vista por muchos clérigos
contraria a las leyes divinas!
En
las iglesias tenían lugar los ritos vitales básicos. El bautismo o
reconocimiento de un nuevo vecino, el matrimonio como constitución de una
entidad básica y la muerte no solo el fin de una vida sino la sucesión de los
herederos. Aprovechando la misa diaria y, sobre todo, dominical, se realizaban
cambios comerciales, se llegaba a acuerdos, se cortejaba, se organizaban las
labores comunales, se planeaban y disfrutaban fiestas. Cuando una desgracia
reclamaba solidaridad, cuando era precisa una reunión del vecindario, la
campana de la iglesia tocada a rebato atraía al vecindario. Todo bajo la atenta
mirada del cura.
De
aquellos tiempos (dejamos para otro momento los templos realizados a partir del
siglo XIX, casi todos los de las villas del industrioso valle), algunas, muy
restauradas (no siempre bien) quedan hermosas iglesias y capillas o ermitas, la
mayoría con fábrica original de los siglos XVI-XVIII, que apreciadas en su
entorno, son pregoneros del pasado. Una propuesta de paseo, esta vez desde Caso
hasta Langreo:
En
CASO, siempre ganadero, rico, de señorío laico, con cotos monacales, entrada y
salida a Castilla por Tarna, se conservan, entre otras:
Caleao:
bajo advocación de la Santa Cruz, tuvo inauguración obispal de un Quiñones,
guarda una talla románica y en el XVIII fue magníficamente restaurada, lo que
prueba la riqueza local.
Bueres:
Iglesia parroquial dedicada a Santiago, del siglo XVIII
Tanes:
Santa María La Real, del siglo XVI
SOBRESCOBIO. El territorio de la orden de
Santiago, redimido por los hidalgos pudientes en el siglo XVI, con pola en
Oviñana, conserva varias. Proponemos:
La
Polina, el topónimo que denota el lugar donde hubo «Pola» o puebla-capital, están los
restos quejumbrosos (¡que duren!) de Santa María la Real de Oviñana, nombre
regio, de un templo del XVI definitivamente destruido en 1934. Se fundó "siendo cura el Licenciado
Don Alonso de Llanos Cifuentes, Caballero de Santiago, se hizo el artístico
retablo de la capilla mayor por el maestro escultor Don Francisco de Rivera”
Villamorei:
capilla de San Roque, de la edad moderna, muy reedificada en el XIX
Soto
de Agues: capilla de San Antonio de Padua del siglo XVIII
Ladines:
iglesia de San Pedro, con rosetón y cruz grabada de los caballeros de
Santiago. De un lejano siglo XV fue
reconstruida en 1640. Signo de que el lugar ejercía un control sobre el valle
al que no se podía renunciar.
LAVIANA.
Tuvo territorio privilegiado, allí donde el valle se abre y los caminos
trasversales también. La importancia señorial y los cotos dependientes del
monasterio de San Vicente no restaban poder a un territorio rico.
Villoria:
la iglesia de San Nicolás tiene sobre saliente portada principal, algún resto
románico, un sobresaliente retablo barroco y el mausoleo del poderoso Francisco
de Asís Bernaldo de Quirós.
Tolivia/Fresnedo:
ermita de Les Campes, bajo advocación de nuestra señora de la Visitación,
muestra de cómo la fe cuidaba los pastos ricos y los montes.
Pola
de Laviana: santuario de la Virgen del Otero, patrona del concejo, tiene un
retablo barroco del XVII.
SAN
MARTÍN DEL REY AURELIO [entonces concejo con Langreo]
Como
en el caso de Langreo, la modificación
del valle, brutal desde el siglo XIX con las instalaciones minero-
metalúrgicas, han arrasado con el pasado, por lo que lo poco que queda se
ve a media ladera o en valles
transversales, que tal vez fueran entonces preferidos por los habitantes, lejos
de inundaciones y estrecheces, allí donde el sol calentaba las huertas, daba
buenos pastos y tenía cerca el monte que tanto uso daba.
Blimea:
la capilla de San Roque, con pórtico de madera, es del siglo XVII, símbolo de
lo que se puede hacer con materiales autóctonos sin grandes alardes.
Sotrondio:
En el barrio de Samartin de la Riba, junto al cementerio (que, claro, entonces
no existía) está la ermita de San Martín de Tours, próxima a Sotrondio; se tuvo
en la historiografía local como posible sitio de tumba del astur Rey Aurelio,
fallecido en el 774. Se conserva inscripción sobre el hecho histórico muy
debatido, pues se dice que el Rey fue enterrado en distintos sitios de tierras
castellanas recién conquistadas. Lo que si es cierto es que aquel lugar está
próximo a la residencia de los Sanfrechoso, importantes infanzones locales con
casona relevante. La parroquia tiene libros desde principios del XVII, básicos
para conocer lo lazos familiares. La advocación al santo francés de Tours
indica su antigüedad y la devoción que trajeron los peregrinos franceses del
camino de Santiago.
El
Entrego: capilla de Villacedré en Lantero. Aunque está datada en el siglo XIX,
la devoción popular indica que su antigüedad es mayor. Tiene advocación a la
Virgen de la Cabezada.
LANGREO.
Ciaño:
el núcleo con más historia de Langreo, junto con Riaño, es este de Ciaño,
residencia de las casonas y apellidos más relevantes. La iglesia parroquial de
San Esteban (el protomártir de los evangelios) es de origen románico y conserva
la portada principal y la sur de los siglos XII y XIII respectivamente.
Constituye tal vez lo más destacado, aunque su ubicación y el entorno diluyan
el aprecio que se le debe tener, muestra de templo destacado en su tiempo. Fue
muy remozada a principios del siglo XX y por su valor fue declarada Bien de
Interés Cultural en 1995.
La
capilla de nuestra Señora del Carbayu es una hermosa iglesia rural que suma la
devoción a la Virgen María y al Carbayu asturiano. La actual, muy remozada, es
del XVII y el retablo barroco de la Virgen muy destacado, al igual que la
cúpula de la sacristía tras el altar. Es patrona del concejo y pasa por ser la
protectora del Valle. Su romería, el 8 de septiembre es muy popular. Fue
declarada Bien de Interés Cultural.
La
Felguera: conserva en su zona rural dos capillas de imprecisa datación de
tradicional culto popular como son las del Llungueru y San Justo.
Riaño:
la iglesia de San Martín, próxima a la casona de los Riaño tiene planta
destacada del XVIII con una buena fábrica que demuestra el poderío local.
Imagen: iglesia de la Santa Cruz de Caleao, capilla de Villacedré de Lantero, pórtico de San Esteban de Ciaño, iglesia en ruinas de Santa María la Real en La Polina de Sobrescobio e iglesia de San Nicolás de Villoria.
Imagen: iglesia de la Santa Cruz de Caleao, capilla de Villacedré de Lantero, pórtico de San Esteban de Ciaño, iglesia en ruinas de Santa María la Real en La Polina de Sobrescobio e iglesia de San Nicolás de Villoria.